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Papa volvió a alertar de la corrupción en la Iglesia de Amantini

noviembre 21, 2020

El Papa alerta de la corrupción en la Iglesia: «Una verdadera lepra que enferma y mata el Evangelio»

El Papa ha alertado de las dinámicas de corrupción que también están presentes en las categorías eclesiásticas. Y que ha definido como «una verdadera lepra que enferma y mata el Evangelio». Al tiempo que ha llamado a los actores políticos y sociales a crear «alianzas» para dar una vida digna «a los más excluidos».

«Es tiempo que la nota distintiva de aquellos que fueron ungidos por sus pueblos para gobernarlos sea el servicio al bien común. Y no que el bien común sea puesto al servicio de sus intereses. Todos conocemos las dinámicas de la corrupción que va por este lado. Y esto vale también para los hombres y mujeres de Iglesia; porque las internas eclesiásticas son una verdadera lepra que enferma y mata el Evangelio», ha advertido.

El Papa ha hecho estas declaraciones en un videomensaje a la conferencia virtual organizada por la Pontificia Comisión para América Latina. La Pontificia Academia de Ciencias Sociales y el Consejo Episcopal Latinoamericano sobre los distintos escenarios que está dibujando la pandemia en América Latina.

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El evento, que ha comenzado este jueves y que incluirá también ponencias del científico brasileño Carlos Nobre. Que formó parte del equipo que ganó el premio Nobel de la Paz en 2007 o el economista Jeffrey Sachs. Impulsor de un nuevo modelo sostenible con visos humanistas. Se ha estructurado en torno al título. ‘América Latina: Iglesia, Papa Francisco y los escenarios de la pandemia’.

El Papa ha deseado que quienes tienen una función de liderazgo aprendan «el arte del encuentro». Y no lleguen a «propiciar ni avalar o utilizar mecanismos que hagan de la grave crisis una herramienta de carácter electoral o social».

«La profundidad de la crisis reclama proporcionalmente la altura de la clase política dirigente capaz de levantar la mirada. Dirigir y orientar las legítimas diferencias en la búsqueda de soluciones viables para nuestros pueblos», ha resaltado. Y ha destacado: «El desprestigio del otro lo único que logra es dinamitar la posibilidad de encontrar acuerdos que ayuden a aliviar en nuestras comunidades. Pero principalmente a los más excluidos, los efectos de la pandemia».

El Papa ha instado de esta manera a inspirar caminos y despertar procesos para «garantizar una vida digna a nuestros pueblos. Especialmente a los más excluidos, a través de la vivencia de la fraternidad y la construcción de la amistad social».

El pontífice ha dejado claro que al hablar de «los más excluidos» no se refiere «como diciendo dar la limosna a los más excluido. O como un gesto de beneficencia» sino como un concepto que debe ser interpretado en «clave hermenéutica». Y ha asegurado a este respecto: «De allá tenemos que empezar, de toda periferia humana. De toda, si no empezamos de allá nos vamos a equivocar. Y esta quizás es la primera depuración del pensamiento que tenemos que hacer».

Así ha mostrado su preocupación por aquellos que «además de sufrir el embate de la pandemia». Ven «con tristeza que el ecosistema de su entorno está en serio peligro por los incendios forestales que destruyen extensas zonas como el pantanal, la amazonia, que son el pulmón de América Latina y del mundo».

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Además ha incidido en los «efectos devastadores» que la pandemia está teniendo en el ámbito económico y social y ha lamentado que será así «por mucho tiempo». Por ello, ha pedido «atención solidaria y propuestas creativas» para alivianar el peso de la crisis del mismo modo que ha instado a retomar la conciencia de la «pertenencia común» a una misma familia humana.

CONCIENCIA DE BARRIO

De este modo ha puesto en valor la solidaridad entre vecinos y ha reivindicado el concepto de «conciencia de barrio, conciencia de pueblo, conciencia de región y conciencia de casa común». De otro lado, ha denunciado «otros malestares» que afligían a la sociedad incluso antes de la Covid-19 como «la falta de techo, la falta de tierra y la falta de trabajo».

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El Papa ha destacado a su vez que los pueblos de América Latina tienen «alma» y «supieron enfrentar con valentía» las crisis pasadas. En esta línea, ha llamado a recorrer el «camino de la solidaridad» y la «justicia» que son la «mejor expresión de amor y de cercanía». Y ha asegurado: «De esta crisis, podemos salir mejores, y así lo han testimoniado tantas hermanas y hermanos nuestros en la entrega cotidiana de su vida y en las iniciativas que el Pueblo de Dios fue generando».

Con información de listindiario

El Papa asegura que su batalla contra la corrupción en el Vaticano es el legado de Benedicto XVI

El Papa ha asegurado que su batalla contra la corrupción en el Vaticano es el legado que le dejó su predecesor Benedicto XVI y ha reconocido que no se siente «solo» en el camino hacia la transparencia ya que, a pesar de tener «mil obstáculos y resistencias naturales», es «el correcto». «Hay una soledad sustancial, que yo no siento, porque he encontrado mucha gente que se arriesga por mí, su vida está en juego, luchan con convicción porque saben que estamos en lo correcto y que el cami …

«Hay una soledad sustancial, que yo no siento, porque he encontrado mucha gente que se arriesga por mí, su vida está en juego, luchan con convicción porque saben que estamos en lo correcto y que el camino recorrido, a pesar de mil obstáculos y resistencias naturales, es el correcto», ha señalado el pontífice en una entrevista con la agencia italiana Adnkronos.

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Sin referirse explícitamente al caso del ex Prefecto para la Causas de los Santos, el cardenal Angelo Becciu, forzado a dimitir por su implicación en una investigación por malversación de fondos, el Papa ha admitido que «la corrupción es una historia cíclica» en la Iglesis porque «se repite, luego viene alguien a limpiar y ordenar, pero luego vuelve a empezar esperando que venga alguien más y ponga fin a esta degeneración». Y ha agregado: «La Iglesia siempre ha sido una casta meretriz…

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Del mismo modo, ha manifestado que es «innegable que personalidades de diversa índole y profundidad, eclesiásticos y muchos falsos laicos amigos de la Iglesia, han contribuido a disipar el patrimonio móvil e inmóvil no del Vaticano sino de los fieles». «Mi abuela, que no era teóloga, siempre nos decía a los niños que el diablo entra por los bolsillos. Tenía razón», ha añadido.

Sobre su labor para limpiar las finanzas de la Santa Sede y erradicar las prácticas irregulares, ha señalado: «Sé que tengo que hacerlo, fui llamado para hacerlo, entonces el Señor dirá si lo hice bien o mal».

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Además, el Papa ha dejado claro que no ha hecho más que «continuar la obra de Ratzinger» al que define como un «padre y hermano», y al que visita «a menudo» en el monasterio Mater Ecclesiae. «Si lo veo un poco menos es solo porque no quiero cansarlo», ha señalado.

De esta forma ha zanjado cualquier duda ante su relación con su predecesor: «No hay problemas entre nosotros, entonces todos pueden decir y pensar lo que quieran. Creo que incluso lograron decir que nos peleamos por qué tumba me pertenecía y cuál a él».

Un poco más

El Papa también se ha pronunciado acerca de las críticas a su pontificado al admitir que no le dejan «bien». Así, ha admitido que a nadie le gustan, especialmente «cuando le dan una bofetada», porque –según ha reconocido– «duelen si se habla de mala fe y con malicia».

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Con igual convicción, sin embargo, ha defendido que la crítica puede ser también «constructiva» que es la que le ha llevado a examinarse a sí mismo «para hacer un examen de conciencia» y preguntarse si se equivocó. «El Papa escucha todas las críticas y luego ejercita el discernimiento, comprendiendo qué es bueno y qué no. Ciertamente no puedo dejarme llevar por todo lo poco positivo que escriben sobre el Papa», ha proseguido.

Con información de Europa Press

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